martes, 11 de diciembre de 2012

los fantasmas del Reina Sofía




el Museo Nacional Centro de Arte Reina Sofía (MNCARS), conocido sencillamente como «Museo Reina Sofía», se encuentra en pleno centro de Madrid, en la zona de Atocha. Es un imponente edificio neoclásico, de gruesos muros, con ampliaciones de estilo moderno ―como los ascensores exteriores a la fachada― que incluso han llegado a levantar cierta polémica. Está dedicado al arte contemporáneo, expone multitud de obras importantes entre las que destaca el Guernica de Picasso. Y es uno de los lugares más encantados de la ciudad.




considerando lo tenebroso de su historia, lo extraño sería que no estuviera encantado, pues se encuentra erigido sobre una inmensa necrópolis, cuyas dimensiones exactas son hasta el momento desconocidas.

al parecer, en la época de Felipe II el lugar era conocido como el Olivar de Atocha, «el Atochal», y justo donde está el Museo había un albergue para indigentes, evitado por los madrileños porque allí llevaban a los menesterosos para morir en condiciones atroces, y allí mismo eran enterrados. El albergue seguirá funcionando de manera ininterrumpida hasta el siglo XVIII, cuando Carlos III decide sustituirlo por un hospital.





en el último tercio del siglo XIX, La Ilustración Española y Americana ―una importante publicación de la época― decía del Hospital de Beneficencia: «los enfermos se asoman por las ventanas del Hospital cuando atardece, para tomar el sol, el aire, y descubren sus rostros amarillentos, algunos casi moribundos. Rostros empalidecidos por la enfermedad o quien sabe si por el sufrimiento, hondo sufrimiento, de pernoctar en un edificio donde suelen ocurrir cosas extrañas nunca explicables, apariciones, ruidos y sombras fantasmales. Es la queja de los propios enfermos.»

durante la guerra civil fue asaltado por los milicianos, quienes fusilaron en el mismo patio a las monjas que no lograron huir. Además fue hospital de sangre, recibiendo a los heridos del frente de Ciudad Universitaria, de ambos bandos. No se pudo evitar que algunos milicianos, no se sabe muy bien bajo el mando de quien, realizaran sacas de nacionales heridos y moribundos, fusilándolos también en el patio.

el Hospital seguirá funcionando durante la dictadura, hasta el año 1965, cuando se cierra. Entre 1965 y 1975, queda en estado de abandono, albergando la mayor colonia de gatos de la ciudad. En 1986 fue finalmente inagurado como centro de exposiciones.




en 1990, el Centro Nacional se reconvierte en Museo Nacional. En el curso de las obras de ampliación se encuentran abundantes huesos, bajo el patio y en los alrededores, bajo las calles Santa Isabel y Argumosa, y los fenómenos extraños se recrudecen: ascensores que se ponen en movimiento solos (estando desconectados), puertas cerradas que se abren inesperadamente, golpes, pasos y otros sonidos inexplicables y, sobre todo, unas espeluznantes procesiones de entidades, con hábito religioso, a lo largo de los corredores. Una figura de aspecto mesiánico, con largas barbas blancas y edad avanzada, aparece cada mañana, con los primeros rayos del sol, apaciblemente sentado en un banco del patio, para desvanecerse a los pocos minutos.

cunde el pánico entre el personal, en especial entre las señoras de la limpieza y los vigilantes de seguridad, muchos de los cuales sufren trastornos psicológicos, se prejubilan o piden insistentemente el traslado. Pero nadie habla con la prensa, existen férreas instrucciones de guardar silencio, pues este tipo de fenómenos no casan bien con el espíritu de modernidad que representa el Museo.





para el año 1992, la situación es ya tan insostenible que la dirección del Museo pide ayuda en estricto secreto a un prestigioso equipo de investigación paranormal, el Grupo Hepta, liderado en aquella época por el padre Pilón. El grupo baja a los sótanos, que al parecer es la zona de mayor actividad por haberse ubicado allí la Capilla, el psiquiátrico y numerosísimos enterramientos. Una vez abajo, en el actual almacén de pintura, Paloma Navarrete ―la sensitiva del equipo― dice ver dos figuras humanas muy enfadadas, un hombre y una mujer, al lado de unas planchas de pladur. Se pica el muro y encuentran tres féretros, con los cadáveres momificados de dos monjas y un sacerdote.

en 1995 persiste el problema, y los servicios del Grupo Hepta son de nuevo requeridos. Esta vez, en el curso de una sesión de Ouija, logran identificar varias presencias: una mujer judía llamada Malou, que habitaba el lugar en 1594, y «desea tan solo dar gloria a dios»; otra mujer de nombre Aldonza de los Angeles, que asegura haber sido priora de la comunidad del Hospital en los años 1550, y está buscando afanosamente a una joven pupila llamada Blanca, quien al parecer se había fugado sin dejar rastro; ATA, un personaje ya conocido por los vigilantes del museo (quienes le llamaban con cierto humor negro Ataúlfo), un demente furioso, paciente del Hospital, que confiesa el asesinato de cinco personas; y Livinio, un médico especialista del pulmón que durante la guerra civil estuvo en el Hospital atendiendo a los enfermos, y finalmente falleció allí mismo a causa de alguna infección. Livinio dijo que «el Hospital estaba concurrido por entidades que, como él, se encuentran atrapadas en nuestro plano.»

las conclusiones finales del Grupo Hepta no fueron especialmente reveladoras, dadas las circunstancias: «como resultado de la investigación, llegamos a la conclusión de que el edificio tenía una impregnación antigua, debida a la intensidad emocional de las vivencias correspondientes a la función que, como Hospital, había desempeñado el edificio durante muchos años.»





tanto secretismo se va al garete cuando un funcionario del Museo vende el informe de Hepta ―conocido como «Informe ATA»― al Diario 16. Todo el asunto se publica el 16 de abril de 1995 provocando un cierto revuelo, pero como es costumbre en este país, al poco tiempo se olvidó la noticia sin ningún beneficio para los sufridos empleados del Museo. Cuando cierta vigilante de seguridad reclamó daños psíquicos, la resolución de la Consejería de Medio Ambiente fue gloriosa: «en virtud del Estatuto de Autonomía, la Consejería carece de competencias sobre fenómenos paranormales.»

visto en: Cuarto Milenio (podcast)

ronronea: levina


17 maullidos:

TORO SALVAJE dijo...

Lo visité una vez.
Fijo que será la última.

Joderrrrrrrrrr....

Besos.

Pepe Cahiers dijo...

Bueno, desde luego examinados los acontecimientos del pasado, no cabe duda de que acumula mucha energía negativa.

Srayomismamismamente dijo...
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
Mascab dijo...

Donde ha habido mucho dolor y sufrimiento, la energía que descargan esas almas se queda impregnada en los muros de piedra.

En este centro son numerosas las personas que han sufrido y padecido enfermedades y tormentos. Supongo que los dramas con los heridos de guerra y las personas desequilibradas debieron dejar tanta energía adherida a ésas paredes que "casi" normal, que sus muros "susurren historias de horas distantes".

Ni creo, ni dejo de creer. Pero por qué no? quiénes somos nosotros (inmensa mayoría de ciudadanos de "a pie"), para saber cuánto pueda haber de cierto?

Me encantan tus historias Levina.

ronroneos de places para toda la gatera!

Kate Walker dijo...

Bueno, a ver cómo pego ojo esta noche... ¡que soy vecina del museo! ainxxxx

(La Kate de lo mas nenaza)

S. Bonavida Ponce dijo...

¿ Porqué motivo leere yo estos relatos de noche ? ;->

Aunque ya se porque le ha llamado la atención especialmente...

"Entre 1965 y 1975, queda en estado de abandono, albergando la mayor colonia de gatos de la ciudad."

;->

Realmente, y aunque no creo en los fantasmas como tal, algo si creo en las energias. La ciencia no lo puede explicar todo.

"2+2 son cuatro, pero nadie piensa en las leyes de Newton cuando da su primer beso."

Pero volviendo al tema, la verdad es que si ese edificio ha sido cargado durante siglos y siglos de dolor, maltratos y asesinatos, una energia residual negativa ha quedado seguro.

Ahora bien, que cada uno lo interprete como quiera, o lo visualice como guste. Lo que yo creo que se ve es la energia negativa que cada uno imagina como puede.

En fin, una buena entrada maslama, ¿ la próxima algo más tranquilito para poder ir a dormir sin ? :-=

Un abrazo y un ronroneo maslama.

DRACO dijo...

¡vaya! un edificio con una rica historia... paranormal.
cada fantasma ha sido testigo de la historia de su tiempo y está atrapado por sus singulares preocupaciones.
besos.

Unknown dijo...

Que mal rollito el de ese edificio. Eso de que esté construido sobre una necrópolis ya da que pensar. Normal que los espíritus anden por allí como Pedro por su casa...
Besos.

Anónimo dijo...

Doy fé. En la inauguración un grupo de personas nos quedamos aislados en uno de sus pasillos y tardamos más de una hora en encontrar la salida...siguiendo voces y pisadas que nos llevaron por donde quisieron.
NO HE VUELTO!

Ico dijo...

Me encantan estas historias, sobre todo como las cuentas.. la respuesta de la consejera de Medio Ambiente fue buenísima..jajja.. Ahora cuando vaya estaré más atenta e iré con más ganas.. besos..

Anónimo dijo...

Ico, te aseguro que no fue nada agradable ni divertido. (Y no soy miedosa)

Unknown dijo...

jejejje Toro, pues me parece que a Justiniano igual le gustaría, para él sería como una reunión de antiguos camaradas.. (y bien concurrida, me temo)

Pepe, y no sólo en el Museo, al parecer también se dan todo tipo de fenómenos en los edificios circundantes (tanto oficinas como domicilios particulares)

Sra, las gatas convivimos con los espíritus casi mejor que con los humanos (y en algún sitio hay que vivir)

Mascab, personalmente intuyo que algo hay, quizá algún tipo de energía, pero veo muy muy difícil que se llegue a investigar de una manera seria; haría falta mucho dinero, y científicos serios y cualificados, y superar la mayor barrera de todas: nuestros propios prejuicios, miedos y supersticiones

Kate, si había manifestaciones paranormales en tu casa antes de leer este post, las seguirá habiendo; si tu casa está limpia y nunca habías pensado antes en ello, no ocurrirá nada anormal. Que se sepa, por el momento los fantasmas no se contagian vía blog

SBP, una gran verdad que cada cual visualiza sus miedos a su peculiar manera. Precisamente el miedo es quizá uno de los aspectos más inquietantes de este tipo de asuntos: el miedo ajeno resulta terriblemente contagioso; y sobre el miedo propio, si en la Naturaleza se trata de un eficaz mecanismo de defensa, ¿contra qué nos defiende en un edificio encantado? ¿existe un peligro objetivo tan contundente como para provocar tal pánico?

Unknown dijo...

Draco, una idea interesante y, al mismo tiempo, algo inquietante, la de los espíritus atrapados en su propia vida interior. Un dato curioso: el doctor Livinio, cuando hablaba mediante la Ouija con el equipo Hepta, les contó también que el albergue original se puso en funcionamiento entre 1575 y 1585. Era un dato desconocido hasta el momento, que los historiadores verificaron y confirmaron como cierto

Javi, el Reina Sofía es uno de los museos más concurridos de Madrid, con un tremendo tráfico diario de vivos (y al parecer, también de menos vivos). Vamos, que ni después de la muerte se puede tener un poco de tranquilidad e intimidad en esta maldita ciudad

¡puf, Alson! por lo menos, por lo que cuentas, no te quedaste sola. No envidio a los pobres que tienen que trabajar en el Museo, al parecer los fantasmas no les dejan en paz ni tan siquiera en los cuartos de baño (y no es exageración, lo menciona el antiguo jefe de prensa del Museo en el podcast que enlazo al final)

Ico, seguro que la Consejería se desentiende porque los espíritus no pagan impuestos, vamos que no hay nada que rascar..

Anónimo dijo...

Me puedo hacer una idea!!!!

Lucía_lamiradadeluci dijo...

¡Ays, qué miedito me dan a mí estas cosas! Y lo peor de todo es que tengo una visita pendiente a este museo...menos mal que la visita será de día y por supuesto, pienso llevarme a Javi de guardaespaldas :P
Un besote enorme

Unknown dijo...

(Toro, ¿dije Justiniano? quise decir Terremoto Crazy, sorry, es lo que tiene el subconsciente)

Unknown dijo...

Lucía, desde luego el Museo merece una visita, y seguro que el buen humor de Javi (sumado al tuyo) espanta cualquier fantasma que ronde por allá

besos,