miércoles, 29 de mayo de 2013

el arte de la imprenta en Venecia




durante el siglo XV chocaron dramáticamente el floreciente comercio tecnológico de tipos e impresores con las ruidosas exigencias de editores y público lector. Hacia 1476, apenas veinte años después de Gutenberg, ya se imprimían libros y panfletos en Oxford, Amberes, Estrasburgo, Lübeck, Rostock, Nuremberg, Ginebra, Lyon, Toulouse, Milán, Roma, Nápoles y otras cuarenta ciudades europeas. Incluso los conocimientos arcanos viajaban a gran velocidad: todos los tribunales y universidades querían conseguir no solo las últimas publicaciones, sino los medios para publicar. Con el nacimiento de matrices, moldes y tipos nacía un nuevo bien mercantil, cuyo principal centro productivo era Venecia.

en Venecia, más de cincuenta impresores competían por atraer la atención de los mercaderes. Uno de los argumentos de venta más sólidos era la claridad. Así, los hermanos alemanes Da Spira crearon un tipo veneciano en la ciudad de los canales sobre 1460: se trataba de un tipo de letra ágil y limpio, fácilmente legible incluso para el lector actual, que rompía diametralmente con las pesadas letras góticas de Gutenberg, Schöffer y Fust. La vista, en efecto, se desliza sobre el texto más que avanzar a trompicones; puede considerarse, por tanto, la primera fuente impresa verdaderamente moderna. La década siguiente, un copista veneciano hizo públicos sus temores a quedarse sin trabajo quejándose de que su ciudad «rebosaba libros». La cosa no haría sino empeorar, pues para finales de siglo había ya 150 imprentas que producían más de 4.000 títulos distintos, dos veces más que las imprentas de París, ciudad rival de la italiana.




no todas las nuevas imprentas eran rentables y la calidad de sus productos variaba notablemente. Se trató, en cualquier caso, de una especie de Fiebre de Oro de la época sobre la que no pesaba restricción alguna. Erasmo incluso observó que llegó un momento que era más fácil hacerse impresor que panadero.

el mayor gasto era el de la producción de los tipos de metal, que ya se había convertido en una mercancía codiciada allende las fronteras. En Venecia seguía refinando estilos Nicolas Jenson, un francés que se había instalado en Maguncia en 1458. Allí aprendió probablemente las técnicas de Gutenberg, aunque huyó de los elementos más impenetrables del estilo gótico. El clásico estilo veneciano de Jenson, fuerte y majestuoso, con contundentes gracias que recuerdan al estilo egipcio, no hizo sino allanar el camino para la gran revolución moderna que estaba por llegar.




quince años después de la muerte de Jenson, el trabajo de éste fue pulido y «aligerado» por Aldo Manucio, quien creó la primera bastardilla y al que se atribuye la invención del punto y coma. Como editor y humanista, puso la primera piedra de la industria editorial moderna con sus fácilmente transportables ediciones de bolsillo de clásicos literarios y filosóficos griegos y latinos, los textos antiguos que iluminaron el alto Renacimiento italiano.

muchos de los tipos utilizados en dichas ediciones fueron tallados por el herrero Francesco Griffo. Fue éste quien creó el ancestro de la Bembo (fuente diseñada para componer una breve reseña sobre el ascenso al monte Etna de un cardenal veneciano así apellidado) e introdujo el uso de la cursiva no como forma de resaltar el texto sino de ahorrar espacio en la composición de libros enteros.




no todo el mundo aprobaba estos nuevos tipos ni el uso que se les daba. Entre el puente de Rialto y la plaza de San Marcos el paseante tenía la oportunidad de acceder a un mundo de conocimientos nunca antes imaginado. A las asequibles obras griegas y latinas se sumaron textos locales o publicados en Roma en los que se debatían conceptos intelectuales y eróticos. Los best sellers no eran ya las obras religiosas, sino sus opuestas: los textos más lujuriosos de Virgilio y Ovidio. Hasta quienes habían abogado por la difusión impresa del saber se quejaban del atontamiento social: Hieronimo Squarciafico, colaborador de Manucio, temió que «la abundancia de libros hiciese al hombre menos estudioso» e imaginaba un escenario en los Campos Elíseos desde el que los grandes autores deploraban que «la imprenta hubiera caído en las manos de los hombres iletrados, que corrompían casi toda cosa». Especialmente preocupantes se consideraban las abreviaciones de las obras y la accesibilidad a los textos históricos. La sabiduría cayó en manos de aquellos que antes la consideraban fuera de su alcance.

(Simon Garfield, Es mi tipo)

post relacionados:
el libro más bello del mundo
un paseo por la Venecia de Manuzio

y una preciosa galería:
Aldus Pius Manutius (corradobonora.photoshelter.com)

ronronea: claudia



10 maullidos:

TORO SALVAJE dijo...

Y en un par de generaciones, o antes, casi nadie leerá.

Besos.

Kate Walker dijo...

Será melón, será sandía, será que me gusta la tipografía :D

http://25.media.tumblr.com/tumblr_m0fyz7oi4h1qgiu5xo1_500.gif

La Kate entre chibaletes.

DRACO dijo...

todo evoluciona y tal parece que en Venecia se avanzó mucho en cuanto a tipografía (y eso que tuvo que competir con muchas ciudades importantes).
es curiosa también sobre la información de la posible invención del punto y coma.
besos.

SonyMingoss dijo...

Muy interesante Venecia lo es..
besos...
http://sonymingoss.blogspot.com.es/

Lucía_lamiradadeluci dijo...

¡Qué romántica me parece esta entrada! Yo adoro la tipografía, bueno, todo lo que tiene que ver con la escritura. Muy interesante la historia.
Un besote de Lamiradadeluci

miquel zueras dijo...

Me interesa mucho la tipografía por usarla en mis portadas y voy a la búsqueda de nuevos tipos. Me ha recordado esta entrada a un relato de Lampedusa sobre un impresor veneciano que se alimenta de letras, es un gourmet que prefiere ciertos tipos como la Itálica o la Ferro.
Maullidos. Borgo.

UTLA dijo...

Hola maslama,

Es curioso el paralelismos con el ebook.

Los copistas se quejaban de que les quitaban el trabajo, sin embargo nacia un nuevo arte, más rápido, eficaz y que permitió la lectura a todo el mundo.

Da que pensar.

Un abrazo maslama y un ronroneo.

claudia dijo...

Torito, es curioso como evolucionan las mentalidades, en el Renacimiento estaban preocupados por el declive de la calidad en la lectura, y ahora nos preocupa el declive en la cantidad

jeje Kate, mira este grupo en el face, creo que te va a gustar: https://www.facebook.com/chistesparaDG

por cierto, seguro que ya te fijaste, ¡qué limpia y bonita la tipografía de Manucio!

Draco, quizá te sorprendería saber que las más importantes ciudades europeas (y alguna americana) tienen sus propias tipografías, que les son características. Por ponerte algún ejemplo, nuestra imagen del actual Londres probablemente sería distinta sin la Underground de Johnston

Sony, cierto, bajo las mareas de turistas se oculta una rica historia, y una cultura deslumbrante

Lucía, a mi también me parece romántica esta historia, una combinación de cultura, aventura y negocio en el marco de una ciudad misteriosa, sofisticada y soñadora, de mar y piedra. ¿Has visto el enlace a la galería que dejé al final del post?

Miquel, despertaste mi curiosidad (mucho) con ese relato, no lo conozco. ¿Por casualidad recuerdas el título?

SBP, no te des tanta prisa, el libro impreso es un artefacto cultural perfeccionado durante siglos, para cuya fabricación y disfrute es necesario una cierta sensibilidad, técnica y arte, mientras que el e-book tan solo es un triste trocito de plástico

si lees dos veces, a los críticos renacentistas no les preocupaba la innovación tecnológica, sino la democratización de la cultura. Cinco siglos después, parece obvio que sus temores estaban infundados, la cultura no es para todos

Lucía_lamiradadeluci dijo...

Claudia, no había visto la galería pero he entrado a echar un vistazo y creo que me acabo de enamorar ;)
Un besote de Lamiradadeluci

claudia dijo...

pues ya somos dos :))