sábado, 9 de julio de 2011

lecturas dispersas


LA INVESTIGACIÓN, de Stanislaw Lem
(Impedimenta, 2011, 242 pag.)


cuando llegó a mis manos pensé que se trataba de una historia policíaca. No es así. El protagonista es un detective del Yard, existe un caso y una investigación, pero ésta no es una novela negra. A la vuelta de pocas páginas me encontré sumergida en una atmósfera inusual, envuelta en una densa niebla en algún lugar indeterminado, donde crujen los suelos de madera y los cadáveres pasean la noche. Hay terror, pero no es el terror cinematográfico de los zombies y los golpes de efecto, ni tampoco el barroco horror de Poe. Se trata de un miedo sutil, hoy ya casi olvidado, el miedo de una vida ordenada por la razón a lo que pueda existir más allá de sus explicaciones. Está siempre presente en pequeños detalles, en leves sonidos casi imperceptibles, en traicioneros destellos de la imaginación. Las conversaciones son crípticas, de esas que resuenan como eco contra las paredes, y no hay respuestas, el detective queda pronto solo ante el misterio, abandonado incluso por el lector, que ya sabe que no son posibles y, quizá, tampoco convenientes.

UNA LECTORA NADA COMÚN,
de Alan Bennett
(Anagrama, 2008, 119 pag.)


la protagonista de esta novela es Isabel II de Inglaterra. Educada desde su nacimiento en los protocolos de la Casa Real británica, la encontramos ya a avanzada edad maestra consumada de la profesión de reina, minuciosa en sus deberes, discreta en sus actuaciones, no una persona sino una institución que se mimetiza para agradar a todos sin estridencias. Una vida, en fin, sin conversaciones ociosas ni incómodas opiniones, quizá algo solitaria pero conveniente y adecuada. Un día por casualidad llega a sus manos un libro, y la reina decide leerlo porque conoce a la autora, de hecho tiempo atrás le había concedido un título nobiliario menor, y recordaba su singular peinado. A este libro sigue otro, y otro más, imperceptiblemente la lectura va ocupando cada vez más horas, ante la creciente alarma de su entorno, que asiste impotente a las excentricidades literarias de la monarca. Hay momentos desternillantes, como la ignorancia del presidente de Francia sobre Genet, y las reflexiones de la reina sobre los autores y sobre la propia lectura, ligeras y agudas, justifican por sí mismas abrir este libro.

el resto de la serie:
lecturas dispersas 2

ronronea: carla

4 maullidos:

Scarlet2807 dijo...

Me identifico con la reina ése tipo de lecturas me encantan
Que terrible debe ser reina, coñoooooooooooooooo, que se metan hasta en lo que lees....
jajajajajajaj
Besitos en el alma
Scarlet2807

carla dijo...

hola guapa;
ante todo, gracias por tu comentario. Aquí en Madrid es sábado de madrugada, hace mucho calor, estamos en pleno verano, y la pared de ladrillos a la que da mi casa está llena de música latina. Ahora mismo me cuesta pensar en reinas, como debe ser la vida sin preocuparse cada día por las facturas, por los ladrones ni por la policía, pero me gustó el libro, y también tus palabras

besos,

Elena Netalga dijo...

El librito de Alan Bennett no puede ser del 2010, ¿o lo reeditaron o algo!?
Yo lo leí hace bastantes años y me encantó. Y debí sacarlo de alguna biblioteca, porque no lo encuentro en mis estanterías...
:-)
(Perdón por el TOC catalográfico...)

carla dijo...

no, no, gracias Bínsent. He ido a mirarlo y tienes toda la razón. La sexta edición de Anagrama es del 2010, pero la primera es de abril de 2008. la edición original en inglés es del 2007

ya modifico el dato en el post. Muchas gracias de nuevo